#7: Kali Yuga 101.

¿Tienes un minuto?
Literalmente, un minuto es una medida de tiempo compuesta de 60 segundos. Y un minuto es seguido por otro, luego por otro, luego por otro, indefinidamente. Además, hasta donde sabemos, una vez que hemos gastado un minuto, no tenemos como recuperarlo.

¿Qué forma tiene el tiempo?: ¿es una flecha lanzada desde el centro del universo, esperando encontrar un límite en alguna muralla cósmica?, ¿es un círculo, un eterno retorno, una serpiente masticando su propia cola?, ¿es una torta, de la que nuestra experiencia es una tajada, que tiene como ingredientes inseparables el tiempo, el espacio y la experiencia subjetiva?, ¿es, quizás, un cono? o, ¿es un espiral, descendente y ascendente a la vez?

La forma en la que entendemos el tiempo tiene consecuencias profundas en nuestra forma de actuar. En la antigüedad India, el tiempo se comprendía de manera cíclica, donde los acontecimientos, observados dentro de períodos de larga duración, son recurrentes y/o reiterativos. Como dice Juan Arnau, tradicionalmente, se usa la palabra sánscrita yuga para caracterizar grandes periodos de tiempo. 

De acuerdo al hinduismo, la evolución es un proceso cíclico de progresiva decadencia moral que sigue al estado original de pureza y plenitud espirituales. O sea que, de acuerdo a esa creencia, vamos de súper bien a bien, a mal y a peor. De hecho, en este mismo momento, todas, todos y todes, estamos viviendo en una era que, según los hinduistas, y en caso de que hubieran dudas, es la era de la mala suerte: Estamos en una etapa avanzada de la fase inicial de Kali Yuga o edad oscura. Aquí, Kali es un demonio, hijo del cruce entre Ira/Krodha y Violencia/Himsa y no la diosa Kali, asesina de las ilusiones. 

(Si ustedes leen esto y piensan que este ciclo comenzó antes de ayer y que los textos citados se refiren al Kali Yuga como el estado actual de las cosas, les dejo el siguiente dato: de acuerdo a los cálculos, el Kali Yuga comenzó aproximadamente el 18 de Febrero de 3.102 *antes* de la era común.  Esto es, prácticamente, toda la historia conocida. ¡Chan!)

La responsabilidad de que este tiempo tenga estas características negativas recae en el deterioro moral progresivo que nos lleva de la edad de oro a la edad que es la cara menos afortunada de los dados y que comienza con el alejamiento de la humanidad, respecto de la verdad y del dharma. Hemos abandonado a los dioses, nos hemos visto atraídas/os por el dinamismo de la naturaleza, consagramos y le damos supremacía total a la racionalidad, lo que implica una progresiva decadencia moral y espiritual.
La historia dice que estamos en el final de un ciclo aún más grande conocido como kalpa, que es un día y una noche en la vida del creador Brahma. Entonces, toda esta mala suerte se acabará cuando Brahma despierte de un sueño reponedor y el universo manifiesto se desintegre, comenzando, desde cero, un nuevo ciclo de renovación y existencia en el plano del espacio-tiempo. De alguna manera, esta historia evidencia como, desde este punto de vista, la raza humana, nuestras experiencias, el cosmos completo, son totalmente insignificantes. Y es que, más allá del pesimismo y la oscuridad, probablemente esa sea la idea: De acuerdo a esta creencia, (creencia esencial que sostiene a la filosofía del Yoga), una de las cosas más importantes a aprender es que no somos lo que creemos ser, entonces pensar en la destrucción del universo, puede ser otra manera de aproximarnos a la destrucción del ego: renunciar a la ilusión de que yo soy la causa fundamental de lo que hago es lo único que me permite entender lo que es correcto e incorrecto. Otra manera de decirlo: ¿Cuántos hilos intervienen y forman el tejido de nuestra existencia?

En esta teleserie cósmica, ¿hay alguna esperanza?

Por supuesto que si y, aunque parezca contradictorio, la esperanza se alberga al interior de cada individua/o pues, a pesar del deterioro moral, el nihilismo y el pesimismo que nos rodee, hay una parte de nosotras con la que podemos conectar, aquella parte trascendente, que no está sometida a las influencias del tiempo y del espacio. Si podemos acercarnos a ese lugar, podríamos encontrar algo de balance e integración, una palabra que me parece esencial para este presente: Integrar lo que somos, las diferentes capas que nos componen, lo que sabemos junto con la claridad de que, sobre la mayoría de las cosas, no sabemos nada y que, aún así, es en el presente donde nos hacemos responsables del futuro.

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¡Muchas gracias por darte el *tiempo* de leer, hasta la próxima!