They know I´m out tonight, my hips don´t lie
And I´m starting to feel it´s right
All the attraction, the tension…
Shakira.
Como practicante de yogasanas: ¿has sufrido de dolor o alguna lesión en las caderas?
Si es así, quizás este newsletter te pueda interesar. Usaré mi experiencia personal para conectar algunos puntos.
Insisto en lo de *personal*.
Comencemos:
Hace casi 5 años, en el verano del 2018, en mis primeros intentos para aprender a surfear, salí volando de la tabla y caí, golpeándome fuertemente en el isquión y cadera derecha. En el momento no sentí mucho, estaba en las heladas y maravillosas aguas del mar del norte de Chile pero, cuando pienso al respecto, mi cuerpo/mente recuerdan/sienten claramente el momento y el golpe en sí.
Estábamos acampando, entonces creo que la combinación caída + dormir en el suelo, algo hicieron en mi interior, provocando un dolor intenso que cambió bastante nuestros planes esas vacaciones. Volviendo a Santiago, el dolor no solo continuaba sino que era peor. Era un dolor muy interesante: tenía dolor constante en el pubis y también en la musculatura abdominal (algo sumamente extraño para mi y que nunca más he vuelto a sentir). La posición más cómoda durante esos días era estar tumbada sobre mi abdomen: ¡menos mal estaba de vacaciones!
Unos días más tarde el doctor, un traumatólogo experto en caderas, luego de examinarme y ver el resultado de los exámenes me dio un diagnóstico: Pubalgia mixta.
Tratamiento: Reposo y antiinflamatorios por 10 días.
Después de esos 10 días, yo estaba casi como nueva. El dolor/inflamación inicial habían desaparecido por completo, quedando solo un pequeño dolor en la zona sacro-ilíaca derecha en algunos movimientos específicos. ¿Qué era eso comparado con no haberme podido mover del dolor y haber «arruinado» las vacaciones?
Estaba feliz.
Volví a mi vida normal con la confianza de que la práctica consciente de asanas + estudios iban a ser las guindas de la torta en ese proceso de recuperación. Y, hasta cierto punto, lo fueron.
Corte, y ahora es el 2020: Pandemia, encierro, aislamiento. Clases en y desde el living de la casa.
Una mañana, después de una práctica personal intensa, en donde probablemente hice una combinación de movimientos extraña para mi en esos momentos, sumado a la perplejidad general de estar viviendo algo parecido a una distopía: ¡PAM!, quedé tiesa.
Esto no fue tan grave eso si. Dadas las circunstancias, la opción de ir al doctor no era la más atractiva, además, la combinación de relajante muscular y descanso por 48 horas, se sintieron como suficiente para volver a la normalidad más rara de los últimos tiempos.
Pero quedé metida y algo asustada: ¿qué pasó?, ¿habrá alguna conexión entre la caída de hace algunos años con lo que pasó ese día?, ¿habrá sido que nunca me sané realmente?, ¿estaré haciendo algo mal? y, la peor de todas: si estoy haciendo algo mal, ¿estaré enseñando incorrectamente también?. Las preguntas eran muchas.
Unos meses más tarde, a fines del 2020, ya con mayor posibilidad de movimiento por la ciudad, volví al doctor a hacerme exámenes.
La inflamación relacionada a la pubalgia era un recuerdo, sin embargo, el dolor en la zona sacro-ilíaca nunca se fue de manera definitiva (iba y volvía), no solo en la práctica de asanas, sino también en la cotidianeidad: a veces sentía mucha molestia en la zona inguinal derecha, como si hubiera un cinturón apretándome, y tenía limitación en acciones que implicaran flexión profunda y, sobre todo, *después* de hacer «aperturas de cadera», (el rango era variado: desde utthita trikonasa hasta padmasana y familia).
Diagnóstico: Coxa profunda, pinzamiento de cadera tipo PINCER *y* CAM, síndrome trocantérico leve y derrame articular leve.
Okei.
Tratamiento: Sesiones de kinesiología y control porterior pues, si el dolor continuaba, la solución era una operación ya que el riesgo de desarrollar osteoartritis era alto.
Van a ser dos años de ese momento, de las primeras sesiones de kinesiología y, quizás lo más importante y, a pesar del miedo, permitirme ahondar en las preguntas más profundas que todo este largo proceso había traído: si llevo años desarrollando, de manera metódica y seria, la práctica de «escuchar al cuerpo», ¿qué significa esto de sentir que debo moverme de manera diferente?, ¿cómo practicar ahora?, ¿cómo enseñar?, ¿qué significa la alineación?, ¿es este deseo/necesidad de exploración/actualización una «traición» a la tradición y métodología que me ha sostenido por tanto tiempo?, ¿es este cuestionamiento de la autoridad y la tradición -tan típico de mi- un autosabotaje, queriéndome hacer las cosas más difíciles?
Demás está decir que lo que, yo creo, comenzó como una simple caída y lesión «sencilla», fue creciendo como bola de nieve, transformándose en una crisis de fe profunda. Obviamente, no puedo dividir los aspectos de mi vida en compartimentos separados, la caída y todo el proceso que he contado, fueron acompañados de sucesos en otros ámbitos, más allá del yoga: la muerte de un ser querido que puso en cuestionamiento todo mi sistema de creencias, la muerte del maestro B.K.S. Iyengar, la salida a flote de múltiples tipos de abusos cometidos en nombre del yoga, mi interés hacia la «verdad científica» de las cosas o, al menos, hacia lo que dicen «los datos», el comenzar a tener un trabajo paralelo a mi rol como profe, estallidos varios, encierro, pandemia, etc.
Con esto quiero decir que, más allá de la visión alópata -útil y necesaria-, lo que estaba pasando en mi cadera, evidentemente, no tenía *un* solo origen. Muchas cosas convergen para crear el flujo continuo del presente.
¿Respondí mis preguntas?, ¿superé mis crisis?, ¿se me pasaron los dolores?, ¿puedo volver a hacer padmasana?
Ehhh bueno, contar todo eso por aquí sería alargar este newsletter que ya es bastante extenso. La idea, más que compartir mis respuestas, era compartir el proceso que han sido estos años de molestias físicas pero, sobre todo, cuestionamientos emocionales, mentales y espirituales. Quienes practican conmigo hace años, seguramente, han visto el cambio que ha tenido mi forma de enseñar y mi aproximación a la práctica y la creación de secuencias. Me invade todo el amor y agradecimiento del mundo al pensar en ellas/os así que, si alguna/o está leyendo esto: muchas gracias, aquí continuaremos.
Importante: Debido a la escritura de este newsletter, decidí que ya es hora de realizar un taller relacionado a este tema. Si estás interesada/o, todos los detalles están siguiendo ese LINK.
Si te interesa sumarte a mis clases regulares presenciales u online, hay cupos disponibles, el jueves 01 de Diciembre comenzamos con el nuevo ciclo mensual, ¡el último del 2022!
Como siempre, muchas gracias por leer, ¡hasta la próxima!